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El Rey «abraza» a su hija Leonor en una jornada marcada por la emoción

Ayer fue un día histórico para España, la Princesa Leonor juraba lealtad a la Constitución española y a su padre, el Rey en el Congreso de los Diputados. Estamos acostumbrados a ver a los monarcas en eventos con sus hijas, sin embrago este tiene un cariz especial para ellos ya que presenciaban un acto importante y emotivo para su hija coincidiendo con el día de su dieciocho cumpleaños. Muchas emociones encontradas que vamos a analizar de manera global a través de su comunicación no verbal.

Se ha hablado mucho sobre la elección de la indumentaria de la Princesa Leonor, un traje de chaqueta blanco que bien recordaba al que llevaba su madre el día de su pedida de mano y a la que parecía rendirle homenaje llevando uno similar. Sin embargo, merece la pena señalar que mientras la Reina y la Infanta Sofia lucían vestidos, la Princesa llevó pantalón como su padre, una elección que intenta dotar de autoridad y seriedad a una princesa aún joven pero que sigue el ejemplo de su padre y así lo deja claro también con la vestimenta y el peinado elegidos para el acto de ayer en el que optó por un recogido simple que dejaba su cara al descubierto y volvía a redundar en la sencillez y la simpleza que quería transmitir.

Durante la ceremonia mostró una expresión muy contenida, una media sonrisa muy tenue y un gesto reservado que indicaba el nivel de concentración que mantenía la Princesa consciente de ser el foco de atención. Uno de los pocos gestos expresivos que pudimos verle fue en la ovación final de cuatro minutos en la que sonrió en contadas ocasiones asomando la alegría, pero también el nerviosismo y la vergüenza, ya que podemos distinguir cómo se sonroja en algún momento durante el aplauso.  Señalar el momento en el que se lleva la mano al corazón para agradecer la ovación que sorprendió tanto a la Princesa como a los Reyes que optaron por responder a él de manera muy distinta, el Rey asentía agradeciéndolo con la cabeza y con una sonrisa mientras que la Reina bajaba la mirada ocultando su emoción. Sin embargo, la Princesa Leonor buscaba en las miradas de su padre, de su madre y de su hermana Sofia el contacto que necesitaba para enfrentar una situación embarazosa para ella aunque también emocionante. En general vimos a Leonor nerviosa y contenida viviendo este acontecimiento desde un rol que le obliga a mantener sus emociones «a raya» pero que demuestra la gran preparación y la profesionalidad de la Princesa a pesar de su corta edad.

Todos pudimos ser testigos de la emoción que contuvieron los monarcas durante todo el acto, sin embargo, llamó la atención la conducta de la Reina de la que se ha especulado cuáles podrían ser las razones por las que se mostró tan seria y rígida durante un acto tan importante para su hija. Cabe destacar que no se mostró seria desde la llegada al Congreso, donde mostró un comportamiento más relajado que una vez en el interior, sorprende la seriedad y la rigidez con la que siguió todo el acto de juramento de la Princesa, casi inexpresiva, seria y tensa, las manos cruzadas por delante con gesto tenso, sin atisbo de sonrisa o de relajación en su rostro que pudimos ver en sus labios apretados, en los movimientos de su cabeza y en los pequeños pasos que hacía con sus pies, cambiando el peso de las piernas transmitiendo cierta incomodidad.

A juzgar por las imágenes, lo que vemos son muchos gestos de contención por parte de la Reina, se puede apreciar con más claridad cuando el Rey besa a la Princesa y la Reina le da un beso en la mejilla tras el cuál baja la cabeza pero dirige su mirada hacia arriba para comprobar que nadie se ha percatado de su emoción. Según mi lectura, creo que su gesto serio se debía más a la necesidad de contención emocional que a algo externo, nada puede empañar un momento tan especial para una madre, nada excepto el hecho de no poder sentirse libre de expresar la emoción que siente. Todo esto parecía desdibujar, en algún punto, la figura de la Reina, a la que se sintió ausente durante el acto, nos quedará la duda de si lo hacía para ceder el protagonismo a la princesa Leonor y al Rey, aunque sin mucho éxito puesto que ha levantado mucho interés, o si se debía a la emoción del momento.

La frase del Rey «Leonor, no estás sola», recogía todo lo que llevábamos viendo durante la jornada de ayer en la que los Reyes no han dejado sola en ningún momento a su hija y han cuidado de ella con muestras de afecto y cariño. Aunque cabe destacar la conducta del Rey que contrarrestó con la de la Reina convirtiéndose en el otro gran protagonista de la jornada. El rey se mostró orgulloso, sonriente, emocionado y protector con su hija, las miradas cómplices entre padre e hija fueron constantes. En las miradas de Leonor hacia su padre se aprecia la necesidad de aprobación pero también de seguridad y de afecto que eran devueltas por el Rey con una mirada cariñosa y acompañada de una sonrisa tierna.

Tanto el Rey como la Reina estuvieron pendientes en todo momento del aspecto de su hija, la Reina colocó su pelo en varias ocasiones y el Rey también lo hizo cuando le colocaron las medallas del Congreso y del Senado. Todo por hacerla sentir lo más cómoda posible en un día importante pero intenso para ella.

Por último, merece mencionar el gran apoyo que la Princesa Leonor encuentra en su hermana la infanta Sofia que se ha convertido en un bastón muy importante para ella y que confirman las imágenes de Sofia a la que vimos sonriente y alegre, y cuya mirada alentó a Leonor en varias ocasiones durante el acto de ayer. Quizás haya sido la única de los miembros de la realeza que se permitió expresar la alegría y la emoción del momento sin ningún tipo de filtro.

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